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jueves, 29 de septiembre de 2011

Septiembre2011/miscelánea. ALCORISA

ALCORISA
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En Alcorisa lo primero que sorprende es su enorme travesía. Entres por la parte de Teruel o por la de Alcañiz, has de parar ahí, donde la carretera se ensancha por efecto de una barranquera que baja de los callizos de arenisca ocre. El ocre de la tierra y el verde de las plantas aromáticas son los colores de Alcorisa. También hay color morado y olor a cera de Pasión en la Semana Santa alcorisana. Junto a la carretera un niño pesca ranas en una fuente y, un poquito más adelante, tenemos la iglesia. La fabrica de la torre y de la iglesia, vista desde la carretera, son impresionantes. Los dos primeros cuerpos de la torre son cuadrangulares y luego, el resto, octogonales de ladrillo. Llama la atención la portada que es renacentista con unas columnas “retorcilladas” a ambos lados. Todo el entorno está muy curioso pero la iglesia, al estar cerrada,  no pudimos “cocolotiar-la” en su interior. Después  de haber tomado un café en una terraza de un bar nos marchamos de  esta villa famosa por tantas cosas: Podría ser famosa por estar junto al río Guadalopillo y debajo del pantano de Gallipuén, pero me temo que pocas personas conocen tal circunstancia. También, por las “Piedrecicas del Calvario” o por tener unos 3.000 habitantes y unos 500 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que le va bien para el olivo y los frutales. Tuvo sin embargo, Alcorisa, en tiempo no muy remotos, un Seminario Menor  que le proporcionó mucha vida, fama e hizo que floreciera la industria y el comercio. Finalmente diremos que de esta villa fue el “reyecito de Aragón”, un tal Pedro Ballester, valido de Felipe V. En la actualidad hay destacadas personalidades de la vida política, judicial y cultural que sobresalen a nivel nacional. Quedamos en que volveremos y penetraremos, más, en sus entrañas. Decimos con pesar adiós, a la tierra de los alcores. Ya no pararemos hasta Teruel.
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DAMIÁN FORMENT:
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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Septiembre2011/miscelánea. CALACEITE

CALACEITE
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A Calaceite se llega desde el amor a tu tierra, desde el corazón o desde Arens de Lledó. Desde cualquier punto que parta el viajero, siempre llegará a esta villa para encontrarse con el asombro y con la belleza. Aquí vino a vivir el chileno José Donoso para conocer los colores ocre, rojo y gris y aquí nació, Juan Cabré, creador de la arqueología moderna y descubridor del poblado ibérico de San Antonio a tan sólo un kilómetro de la población. Ellos sabían que Calaceite proviene del árabe Qàlat-zeyd, que significa Castillo de Zeyd, sin embargo, el poblamiento es muchísimo más antiguo pues ya los habitaban los Íberos y después, los Romanos. Esto es así, porque la capilla del Pilar, se asienta sobre un arco romano.  El edificio del Ayuntamiento es del siglo XVII y tiene también hermosísima lonja. No sólo el Ayuntamiento, sino que también la iglesia y todo el conjunto urbano, fueron declarados “conjunto histórico artístico” con fecha del 12 de abril de 1974. Calaceite está situada entre los valles del Matarraña y del Algás a un altura sobre el nivel de mar de 511 metros. Muchas son las cosas que asombran en esta fantástica villa al recorrer sus calles, de ellas, la de Maella es la única que no puedes dejar de visitar. Tampoco el herraje de la puerta de la iglesia, uno de cuyos clavos no devolvieron los catalanes tras prestarlo para una exposición. Aquí van las últimas fotos del Matarraña. Todo viaje tiene su final y no hay mejor final que comer en la Fonda Alcalá de Calaceite, ahora, completamente remodelada. De vuelta a Teruel paramos un instante en Alcorisa (para tomar un café) que celebraba esos días sus fiestas patronales. Los días de fiesta no son buenos para conocer con sosiego un pueblo.
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martes, 27 de septiembre de 2011

Septiembre2011/miscelánea. ARENS DE LLEDÓ

ARENS DE LLEDÓ
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Salimos de Lledó siguiendo la flecha del río Algás. El Algás es un río aguja y un río tijera, pues une y separa. Cose a Aragón con Cataluña y a la vez sirve de frontera. El Algás fertiliza la tierra, da de beber al vecindario y vida al pueblo. Las gentes marchan a Cataluña y vuelven los fines de semana, por fiestas y por los veranos. Son aragoneses serios y profundos que aman a su tierra y la honran.  Luego de aparcar el coche subimos hasta la iglesia por ese portal que se construyó en el siglo XVIII (1788) y acometemos, con el calor de la mañana, las calles empinadas, los recodos umbríos, las largas escaleras que te llevan al fin hasta la placeta donde se aposenta la iglesia. La iglesia, como estaba cerrada no la vimos por dentro, pero por fuera es original, está dedicada a la Asunción de Nuestra Señora y es gótica del siglo XIV. Tiene espadaña, cosa rara en Aragón, y en el lateral un ventanal gótico como el de Lledó. Hay siempre dos peces que nadan en el aire azul de Arens y los fotografiamos, son peces heráldicos pero muy bellos. Luego viene una barbacana desde la que de divisa todo el caserío y las tierras de cultivo del término municipal. Bajando, callejeando, vemos en las puertas unos papelitos con la lectura del contador de la luz. Son los veraneantes que no volverán, posiblemente, hasta el año próximo o hasta Noche Vieja. También vendrán para mayo a la romería de San Hipólito, para el 15 de agosto a la Asunción y para el 11 de octubre (fiestas menores). Por fin llegamos a la plaza del Ayuntamiento  donde se encuentra la Casa de la Villa y un conjunto de edificios de difícil catalogación por su variedad arquitectónica. Un arco nos conduce de nuevo a las afueras de la villa. Preguntamos a un vecino: ¿pa ir a  Calaceite, por ande se va? El hombre muy amablemente nos dice: cojan la carretera y sigan “to tieso”. Dejamos Arens entre viejos olivares y barrancos profundos que se visten de una entrañable belleza almendrada. No paramos para hacerles la foto y sí que lo siento. Finalmente vemos a lo lejos  Calaceite. Ahora sí, ahora si que hay que parar forzosamente. En el próximo capítulo veremos en primer lugar la vista panorámica de Calaceite. Es de una belleza inigualable.
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Septiembre2011/miscelánea. LA DESPEDIDA DE Los Amantes de Teruel

Cartel anunciador de la despedida de los Amantes de Teruel. Tal acontecimiento se producirá durante los días 30 de septiembre, 1 y 2 de octubre de 2011, en la ciudad de Teruel.
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Programa de actos.
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domingo, 25 de septiembre de 2011

Septiembre2011/Miscelánea. LLEDÓ

LLEDÓ
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Tal como suena, “Lledó”, es un encanto de pueblo turolense. Lo tiene todo comprimido en muy poco espacio para que pase a su lado el río Algás, río fronterizo, y por ello poco conocido. El castillo de Lledó formó parte en tiempos lejanos de la encomienda de Calaceite, quien a su vez, se desgajó del señorío alcañizano de los Calatravas. Es la época de la colonización, más que conquista, pues por aquí no había nadie a quien conquistar. Encontramos frente a la iglesia a un vecino que había hecho el “Servicio Militar” (la mili) en Teruel. Nada más decirle que éramos de Teruel capital se deshizo en atenciones hacia nuestra persona. Nos contó casi todo lo de la iglesia y las reformas que se hicieron en una capilla lateral que impedía el paso de los carros. La iglesia es del siglo XIV y, si la miras de frente, tiene a la izquierda una especie de saliente de torreón que alberga una escalera de caracol. Luce portada ojival con seis arquivoltas, más humilde que la de Valderrobres, pero más recoleta y próxima. Sobre la puerta un ventanal con dos columnas octogonales, en vez del rosetón de la capital de la Comarca. No tiene torre, pero sí un campanil con dos campanas. La iglesia fue desmantelada tras la invasión catalana del 36. La Casa de la villa es del siglo XVII  y tiene debajo lonja con arcos de medio punto. Las fiestas patronales se han celebrado en honor de Santa Rosa de Viterbo hace pocos días. Nos despedimos de nuestro guía y de una amable señora que se unió a la conversación diciendo: “Mis nietas van todos los años a las Vaquillas de Teruel”. Finalmente nos dijo que pidiéramos apoyos para la agricultura, que están los precios muy bajos para el agricultor.
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